No todo tiene que comenzar con palabras grandes como pasión. A veces la curiosidad o la exploración nos pueden mostrar la relevancia de un tema o una práctica, transformándola en un interés duradero.

¿Sientes que alguna o muchas veces abandonaste algo antes de tiempo, o no lo profundizaste suficiente? A veces, sólo necesitábamos un poco más de perseverancia para descubrir su verdadero potencial. Quizá soltamos algo antes de tiempo porque nos dijimos: «no tengo dedos para el piano». Pero hay razones para continuar.

Angela Duckworth, a través de su investigación sobre el Grit, ha demostrado que la perseverancia da resultados, incluso si creemos que no tenemos “habilidades naturales”.

Aunque las habilidades con las que nacemos sí juegan un papel (no es lo mismo medir dos metros si juegas basquetbol, por ejemplo), deberíamos reconocer el esfuerzo como algo mucho más valioso.

El esfuerzo sostenido y la práctica deliberada son el camino para aprender sobre un tema, desarrollar habilidades y lograr resultados tangibles. Hasta el talento inicial se desvanece sin ello.

Para entenderlo mejor Angela Duckworth propone una “fórmula” simple pero potente:

     Talento × Esfuerzo = Habilidad

     Habilidad × Esfuerzo = Logro

Esto significa que el talento inicial necesita ser multiplicado por el esfuerzo para generar una habilidad, y luego esa habilidad necesita ser nuevamente multiplicada por el esfuerzo para generar un logro real. En otras palabras, el esfuerzo es el factor clave que transforma el potencial en resultados.

Esto es algo que he visto de primera mano en muchas cosas que he emprendido. Por ejemplo, cuando comenzamos 9punto5 el 2015, no tenía idea de cómo organizar una conferencia, no sabía de cultura organizacional, ni trabajo remoto.

El caso del escritor John Irving

El escritor John Irving es un ejemplo de eso.

Lejos de ser un prodigio, tuvo dificultades en la escuela, repitió un año, reprobó lenguaje y obtuvo calificaciones por debajo del promedio en los exámenes de admisión a la universidad. Era disléxico y necesitó más tiempo que sus pares para aprender a leer y escribir. Sin embargo, Irving se aplicó con esfuerzo a esta tarea a lo largo de su vida, llegando a escribir y reescribir hasta 10 borradores de sus novelas. Su perseverancia le dio, entre otras cosas, el National Book Award en 1978 por su novela “El Mundo Según Garp”.

Como los finlandeses

En Chile, y quizá también en tu país, regularmente citamos a Finlandia como un país al que imitar, y sin duda sus logros se relacionan con la idea de este post. Su cultura valora profundamente la perseverancia y la determinación. Incluso tienen una palabra para esto: “sisu”.

La resistencia y la tenacidad son una parte integral de su identidad nacional.

Si queremos ser como los finlandeses no podemos copiar simplemente sus resultados, necesitamos imitar la mentalidad que los produce.

Cómo se consigue el GRIT en la práctica

Este tipo de determinación se construye combinando metas a corto y largo plazo. Necesitamos una visión de futuro que nos motive e impulse sobre los baches cotidianos. Pero el grit también requiere de acción en el ahora.

Si quieres llegar a los 80 años con vigor y autonomía, necesitas moverte hoy.

Es necesario encontrar los hilos que conectan claramente nuestros esfuerzos actuales con los resultados futuros. Cuando además notamos cómo lo que hacemos impacta positivamente en la vida de otras personas, nuestra motivación aumenta. Esa conexión nos ayuda a perseverar a través de los desafíos.

No es extraño que encontremos motivación y hasta pasión como resultado de la práctica constante. Más que al revés.

Práctica deliberada

Todo esto se relaciona con el concepto de práctica deliberada. Es decir, el esfuerzo consciente y enfocado en la mejora constante, la búsqueda activa de retroalimentación. De identificar y aplicarse a algo que no puedes hacer hoy, pero que con esfuerzo consigues hacer mañana (o pasado).

Eso es gratificante en sí mismo, evita que nos estanquemos, y nos permite ver y disfrutar de los beneficios de la práctica y mejora consistente.

Retrasar la recompensa

Cuando hoy vivimos rodeados de estímulos y en tiempos de la gratificación instantánea, es hasta una muestra de rebeldía el que seamos capaces de retrasar la recompensa. Permitir que el esfuerzo genere aprendizaje y resultados.

Necesitamos persistencia para enfrentar los momentos en que la práctica se pone difícil, frustrante o hasta aburrida.

Algo que es desafiante hasta biológicamente, por la forma en que nuestro cerebro percibe y valora el tiempo y las recompensas:

  • Las recompensas inmediatas activan con mayor intensidad zonas emocionales del cerebro, ligadas al placer instantáneo (núcleo accumbens). En cambio, elegir recompensas futuras requiere de pensamiento racional y planificación (corteza prefrontal lateral y parietal posterior). – McClure, 2004.
  • Durante la decisión inicial, las recompensas inmediatas parecen más atractivas y valiosas. Tendemos a preferir una recompensa pequeña inmediata por sobre una recompensa mayor futura. – Wittmann, 2010.

Sistemas en vez de fuerza de voluntad

Además, nuestro cerebro ha demostrado ser tremendamente flojo ahorrativo. Nuestros sistemas cognitivos buscan conservar recursos, más que la excelencia. Si estamos delante de una tarea difícil es probable que busquemos el camino más simple sin darnos cuenta siquiera.

Por eso, no podemos depender únicamente de nuestra fuerza de voluntad. Necesitamos crear sistemas que faciliten la consistencia. Cuando la motivación inicial disminuye, los hábitos y sistemas que establezcamos serán cruciales para mantenernos avanzando (tema que dejo para un post futuro).

Recuerda, el talento, la pasión y la motivación pueden ser resultado de la práctica consistente. Esperar que estén al inicio es una trampa.

¿Qué pequeño esfuerzo puedes hacer hoy para avanzar en algo realmente importante para ti? Nos hace bien revalorar el trabajo duro y la perseverancia.

No es raro que algo valioso comience así: easy