normal

En 1970, cuando yo aún no nacía, la distribución normal era mucho más grande que hoy. La mayoría de las personas eran “normales”, la mayoría de la oferta era “normal”.

La ropa era convencional. La forma de hablar y los intereses eran en su mayoría comunes.

  • ¿Cuántas cosas podías ver en la televisión en un mismo horario?
  • ¿Cuánta variedad encontrabas en los periódicos?
  • ¿Cuántos tipos de vajilla podías comprar?

Había un “carril central” de la sociedad.

Pero la cosa cambió. Cambiaron los medios. Apareció la televisión por cable, el VHS, el CD y Blu Ray. Hoy casi todo lo que veo es por internet.

La normalidad comenzó a desvanecerse. Hoy las personas tenemos más y más opciones.

De la tienda de la esquina que vendía “lo que había no más” pasamos a grandes almacenes con una amplia variedad de elecciones en cuanto a qué comprar y por qué. Y a una variedad todavía mayor al comprar en línea.

En nuestro mundo actual, hay tantas opciones que puedes entrar en un sitio web que te venderá cualquier cosa, en cualquier momento, para entregártela desde ese mismo día a unos pocos días después.

Si quieres un abrelatas para zurdos, puedes conseguir tres tipos distintos de ellos, diez tipos distintos.

La distribución “normal”, la gente “normal” sigue disminuyendo, y la cantidad de personas “raras” —o que se distribuye en las puntas del gráfico— sigue aumentando.

Personas raras en el sentido de que pueden buscar sus intereses. Personas que pueden elegir y que, por lo tanto, están eligiendo.

El centro, los “early adopters”, la “mayoría temprana” y la “mayoría tardía” ya no es lo que era. Se están vaciando.

Hay nichos, intereses, ofertas y consumo cada vez más diversos.

Vivimos en el tiempo de la personalización extrema, donde lo “normal” ya no es la norma, sino una pluralidad de singularidades que define nuestra era. Seth Godin

normal normal