¿Cómo desarrollaba Max Weber sus ideas? En una reciente presentación del libro “Max Weber en contexto: Filosofía y Ciencia Social tras las sendas de Kant”, de José Luis Villacañas, descubrí una síntesis notable:

Max Weber buscaba desarrollar conceptos y contrastarlos con la realidad. No buscaba verdades eternas, sino herramientas que evolucionaban constantemente.

En 9punto5, una de las cosas que buscamos hacer con la conferencia es “dar lenguaje y conceptos para ayudar a pensar y organizar ideas”. Algo finalmente muy weberiano.

Villacañas resume la metodología weberiana del desarrollo conceptual en tres momentos interrelacionados.

1. Construcción del concepto (tipos ideales)

Weber desarrolla conceptos como “herramientas” para comprender la realidad, no como verdades absolutas.

Estos conceptos, especialmente sus famosos tipos ideales, funcionan como construcciones mentales puras y modelos simplificados que nos permiten pensar fenómenos complejos.

¿Cómo funcionan? Exagerando la realidad para simplificar su comprensión.

Los tipos ideales weberianos son como caricaturas intelectuales: toman características reales pero las llevan al extremo para hacerlas más visibles y comprensibles.

Por ejemplo, el “capitalista puro” de Weber no existe tal cual en la realidad, pero al exagerar sus rasgos (racionalidad calculadora absoluta, búsqueda implacable del beneficio) podemos entender mejor cómo funciona el capitalismo real, que siempre será más complejo y matizado.

¿Por qué simplificar? Los tipos ideales funcionan como mapas del metro: no muestran todas las curvas y detalles de la ciudad real, pero precisamente esa simplificación nos permite orientarnos y entender las conexiones principales.

Y es que sin modelos simplificados, la complejidad infinita de la realidad social sería inabarcable para el pensamiento humano. La base es que necesitamos reducir para poder comprender.

Entonces, necesitamos lenguaje y conceptos que nos ayuden a dar forma y entender la realidad.

2. Constatar (y chocar) con la realidad

Una vez construido el concepto, se lo confronta con la realidad empírica. Aquí es donde Villacañas señala algo crucial:

“Los conceptos no están hechos para autoafirmarte, sino para identificar aquello de la realidad que no cuadra con esos conceptos y te obliga a reformularlos”.

Es decir:

  • El concepto sirve como lente para observar la realidad
  • Pero lo importante es detectar las discrepancias entre concepto y realidad
  • Estas diferencias no son “errores” sino información valiosa sobre la especificidad de lo real

Los conceptos son hipótesis para poner a prueba con la realidad. Si siempre estás confirmando lo que ya sabías, o te estás engañando, no estás aprendiendo nada. Las ideas mejoran cuando descubres dónde se equivocan.

3. El círculo (hermenéutico) weberiano

Este es el movimiento continuo entre concepto y realidad:

  1. Partimos con un concepto/tipo ideal
  2. Lo aplicamos para estudiar fenómenos concretos
  3. Detectamos qué aspectos de la realidad no encajan
  4. Reformulamos el concepto para hacerlo más adecuado
  5. Volvemos a aplicarlo… y así sucesivamente

Villacañas explica que Weber une:

  • El “hambre de conceptos” (necesidad de herramientas teóricas)
  • Con el “hambre de realidad” (necesidad de comprensión empírica)

La importancia de este método

Esta aproximación evita dos extremos que Villacañas critica:

  1. La filosofía puramente conceptual: que hace “alquimia verbal” sin conexión con la realidad
  2. El empirismo crudo: que cree poder capturar la realidad sin mediación conceptual

Weber propone así una síntesis: los conceptos son indispensables para pensar, pero deben estar en permanente renovación a través del estudio empírico. Es un proceso infinito de refinamiento mutuo entre teoría y realidad.

Conclusión: Aprendizaje en estado puro

Los conceptos de Weber son como “moldes mentales” para entender la realidad, pero a diferencia de otros filósofos que buscan verdades permanentes, Weber sabe que sus conceptos son herramientas temporales que deben cambiar cuando cambia el mundo (o su comprensión del mundo). No son verdades eternas grabadas en piedra, sino instrumentos flexibles para ganar comprensión.

Pensar bien requiere un viaje constante de ida y vuelta entre nuestras ideas y el mundo que nos rodea.

Creo que la conferencia aspira a seguir el círculo weberiano (concepto → realidad → reformulación):

  • Ida: Proveer conceptos y lenguaje (este año sobre IA, como antes nos pasó con el trabajo remoto)
  • Vuelta: Contrastarlos con la experiencia real de cada participante
  • Síntesis: Que cada persona desarrolle “su propia voz y visión”

Weber criticaba tanto la filosofía abstracta (que en el mundo tech suele traducirse como desprecio hacia la teoría) como el empirismo crudo (el problema de nuestro tiempo que ensalza solo la técnica y la innovación).

Esto resuena con la idea de que en la conferencia no queremos “gurús que prometen revoluciones instantáneas” ni “apocalípticos que aseguran que estamos condenados”. Y que a la vez queremos ir quitando el ruido, la parálisis y hasta el desprecio que está generando la avalancha de información sobre IA (necesitamos marcos conceptuales para entenderla).

Resuena con Weber: ni dogmas rígidos ni empirismo ciego. Un diálogo constante entre ideas y realidad. Porque cuando la forma en que hacemos las cosas y nuestros roles y hasta nuestra identidad cambian, más que nunca necesitamos transitar en este viaje de idas y vueltas.